Te quiero.


Me levanto cada mañana pensando en ti. Imaginando como sería mi vida si estuvieras a mi lado.  Recordando cómo era todo antes, con una lágrima cayendo sobre la mejilla, y aún así, vivo con tu recuerdo.
Me acuesto cada noche con tu imagen en la mente, con esa sonrisa que me regalabas detrás de cada beso, con esos abrazos que me quitaban la respiración, con esas palabras que me alegraban los días, contigo.
Tengo la esperanza de que algún día aprendas a querer, y aunque no sea yo esa persona de la que te enamores, estaré bien sabiendo que tú eres feliz. Por mucho que me duela asimilar que te marchaste, tengo que aceptar la verdad. Sé que ya es tarde para lamentaciones... Pero odio el momento en el que te dije "vale..." En vez de hablar las cosas y aclararlas, porque ahora podríamos haber estado juntos. Odio ese día 26, dónde nuestra historia terminó, pero el sufrimiento no hizo más que comenzar. Y yo aquí, después de 9 meses, me encuentro sentada delante de una pantalla de ordenador escribiendo todo lo que siento por ti, y lo que un día nos pasó, lo que no unió, y lo que nos separó. Esa historia que jamás se me olvidará, porque te amo, y nada va a cambiar eso.

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